Lopera Bike

domingo, 25 de junio de 2017

Crónica Ruta Convivencia Virgen de la Cabeza



Para poder plasmar en unas líneas lo vivido en el día de ayer, necesitaría mas de una semana de aplicación al noble arte de escribir, y posiblemente se me olvidaría alguna que otra anécdota. Pero como lo que se pretende con estas humildes crónicas, es dejar constancia de manera simple y resumida de nuestras hazañas con la bicicleta, paso a resumir el estupendo día  de convivencia vivida ayer.

La jornada, a priori se dividía en dos partes bien diferenciadas. La primera, la meramente deportiva, con la subida hasta el Santuario, y la segunda, la convivencia en el cerro del cabezo.

MARCHA CICLISTA

De manera extraordinaria, y con puntualidad inglesa, estábamos todos los integrantes de la grupeta a las 7:30 am en la zona de salida, con la baja de última hora de Lolo por fiebre, la cual arrastraba durante toda la semana, pero que no le impediría subir en coche para la parte de ocio. Unos minutos antes ya habían salido y tomado ventaja, Rafalete, Adolfo, Pedro y Lucas. Así que el resto, como una serpiente amarilla, zigzagueaba por la carretera las viñas, bien formados y en grupo, evitando el Montecillo, y visitando la localidad de Marmolejo, para realizar el primer reagrupamiento en el inicio de la carretera del Sotillo. 

Tranquilidad al paso por Andujar y en los primeros compases de la carretera de la virgen, que pronto se acabaría, en parte por el número tan grande de ciclistas que íbamos ( 23 ), lo que no facilitaba a los vehículos adelantarnos, y fundamentalmente por el acelerón que pegaron Antonio Torres, Manu, Antonio Jr y Pedro Cabrera, que dinamitaron la serpiente, en 23 pedazos, y que nos hicieron llegar a Los Pinos, siguiente punto de reagrupación y lugar destinado a desayunar, con las piernas bien calentitas. Aquí pillamos al cuarteto de cabeza. Conforme llegábamos a los Pinos, para no colapsar mucho, íbamos desayunando, hasta que una vez con el estómago calmado y el bolsillo vaciado, nos realizamos la foto de grupo "como niños". Aquí una avispa, picó a Jr, y no sería al único que le picarían en la ruta. Al menos le bajó un poco las revoluciones, aunque solo un poco. Aquí Antonio Torres y Pedro Cabrera, que gentilmente nos habían acompañado, se volvían para Lopera, pues no podían realizar la jornada completa.



Próximo objetivo, el puente del río Jándula, con una bajada que da pena, por el mal estado del firme, muy peligroso para las bicicletas  de carretera, pero que afortunadamente solventamos sin incidencias. Nos hicimos otra foto de grupo, cuando el sol ya empezaba a asomar, de las nubecillas que hasta el momento nos habían acompañado, y que habían mitigado un poco el calor de estos últimos días.



Reemprendemos la marcha, buscando el área de descanso del Jabalí, y de nuevo Manu y Jr al ataque, supliendo en esta ocasión a Pedro y Antonio como instigadores, José Antonio y el Presi, ambos con MTB, aunque por su velocidad, quién lo diría. Así que, los 4-5 km de subida al Jabalí, quedó sembrada de Lopera´s Bikes, cada cual a su ritmo. Una vez todos juntos en el Jabalí, nueva foto, cuando ya el calor se dejaba caer de lo lindo. Antes, Bartolo inmortalizó y rememoró su foto de hace 45 años atrás. ! Que pasó!



Ya quedaba el tramo final, y en esta ocasión, nadie tenía ni piernas ni ganas de acompañar a los "nenes" ( Manu, José Antonio y Jr ), que se escaparon como aviones,. El resto, cada cual a su ritmo, para juntarnos en la casa de Lopera de la Cofradía de la Virgen de la Cabeza. Buen rato estuvimos esperando al resto del grupo, entre otras cosas porque se pararon a hacer pis y refrescarse en una fuente, donde les atacaron unas avispas, que se cebaron especialmente con Adolfo. Tres picotazos se llevó de regalo. La espera la aprovecharon algunos para refrescarse con 2-3 latas de cerveza del tirón para entrar en calor.



Todos juntos subimos al Santuario, realizamos la visita a la Virgen, e inmortalizamos el evento con una nueva foto de grupo, para a continuación dar vía libre a todos, a fin de bajarse a la casa, ducharse y empezar la segunda parte de la jornada. Así que con 62 km, mas de 1.000 metros de desnivel se dio por concluida la marcha, y empezaba el jaleo.



JORNADA DE CONVIVENCIA

Eran las 12 am, y empezaba la parte lúdica. Acierto el encargar el traslado de los macutos, comida, bebida, preparar las canastas con el hielo, etc, etc a Rafa, pues de esta manera conforme llegábamos a la casa, íbamos duchándonos, y cambiándonos la ropa ciclista por otra mas apropiada, y empezando a degustar los primeros aperitivos, como saladitos, empanada, queso y demás viandas, regadas con cerveza fresquita, tinto o la que cada cual gustase.



Paco Medina se disfrazó de chef y tomó las riendas de la plancha, ayudado por Diego, sacando los primeros platos de chorizo, panceta y morcilla. Como el calor hacía mella, se bebía mas que se comía, tardando en vaciarse los platos. Los que estaban en la plancha y los que no estaba también, empezaron la guerra de la manguera, refrescándose en el patio para mitigar el sofocante calor que se estaba dejando caer. Algunos mas reacios, finalmente eran doblegados, y caían bajo la fresca manguera del agua, que siendo sinceros, era la única manera de mantenerse fresco en esta sofocante tarde de Junio.



Las horas pasaban, la siesta apetecía mas que nunca, pero difícil objetivo, se multiplicaban las anécdotas, las risas, y los baños de agua. Benitin salía en pies en polvorosa tras tirar  por error un panal de avispas, pero eso sí, sin mancharse sus zapatillas, blancas como la leche. Así estábamos  hasta que llegó la hora del café. La mayoría decidieron bajo un sol de justicia subir a la plaza, al bar de turno. El resto nos quedamos en la casa a la sombra, y preparamos un café soluble que nos sació mas, que el calor de trasponer al bar.





Todos los del café vinieron, menos el Presi, algunos como Juanjo con un melón bajo el brazo, aunque no el que él esperaba. Procedimos a cortar y degustar la tarta personalizada de Lopera Bike, que gustó y de qué manera a los allí presentes, así como el melón que además de fresquito estaba muy muy bueno. Cuando ya estaba casi finiquitada la tarta, se presenta el presi, con un sombrero de paja, y dos mordiscos de perro en las piernas. Sus explicaciones de lo sucedido con el sombrero, la mujer de los tres dientes, el marido de un solo diente, y los mordiscos de los chuchos, simplemente espectacular, para el club de la comedia. Tras el monólogo, dio buena cuenta de la tarta.




Ya serían las 16-17 horas cuando se empezó con los cubatas, entre risas y charlas, con Benitín que finalmente claudicó y mojó además de ensuciar las zapatillas, y que no pudo dormirse, pese a buscar un camastro de lujo, sobre una plancha de madera. Pero es lo que tiene estos eventos, el ruido no cesa, y más cuando el presi da por muerto su movil, pese a los esfuerzos realizados por reanimarlo, microondas incluido y empieza una campaña de financiación de un nuevo móvil.



Serían las 18.30 am cuando vimos pasar al autobús que debía de recogernos, y pese a quedar unos filetes de lomo por cocinar, el cansancio y las ganas de llegar a casa al fresquito, hizo que levantáramos el campamento, recogiendo, limpiando y fregando todo para dejarlo como nos lo encontramos, y de esta manera nos dispusiéramos en la entrada de la casa a la espera del bus a fin de cargar los bártulos y bicicletas. Esto último resulto algo mas laborioso de lo esperado, retrasando un poco la partida, y con 4 bicicletas que tuvieron que meterse en la bodega y en las últimas filas del bus, pues no cabían ya en el remolque.



El viaje de vuelta, se inició con el discurso por magafonía del presi, agradeciendo la participación de todos los presentes, y solicitando una derrama para su móvil, junto con alguna que otra cosa más, que nos posible su reproducción. Con el fresco del aire acondicionado, las cómodas butacas reclinables, y los vaivenes de la carretera, tras una larga y calurosa jornada, Morfeo se apoderó de mas de uno, cayendo en un plácido sueño.



Sobre las 21 horas, llegamos al Castillo de Lopera, donde descargamos bicis y bártulos, observando como a algunas de las bicis se les había roto la cinta del manillar, seguramente fruto del roce. 

Agradecer la participación de todos los socios asistentes, el buen ambiente reinante, y la magnífica jornada que pasamos todos juntos. El año que viene más, pero a ser posible con menos calor.






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