Lopera Bike

domingo, 1 de octubre de 2017

Crónica Subida a Sierra Nevada - Virgen de las Nieves



El de ayer, es uno de esos días, en los que te cuesta coger el sueño la noche de antes, te levantas a las 5 am, justo cuando finalmente acabas de dormirte profundamente, te metes 150 km kilómetros en coche para iniciar una ruta desconocida pero apasionante, en la que durante la misma piensas " quién me mandaría a mí meterme en estos fregaos", pero que tras llegar finalmente a la meta, la satisfacción y el orgullo personal de haber superado la meta propuesta, compensa y de qué manera, todos los esfuerzos pasados. Y es que esto podría resumir la espectacular, preciosa y dura ruta realizada ayer por 12 socios de nuestro club, que desde Cenes de la Vega (Granada), nos llevaría tras mas de 30 km, a la Hoya de la Mora en Sierra Nevada. Pero vayamos por partes.



Son las 6 am, y siendo todos puntuales, partimos en caravana de coches tras el "Papa Lolo", con 20º de temperatura, algo altas para estas fechas y esa hora. El "Papa Lolo" nos llevaba a la velocidad legal de cada tramo de carretera, haciendo gala de su oficio, y metiéndonos una zozobra en el cuerpo de aúpa. Satisfacción cuando paramos en La Nava (Iznalloz), para desayunar, estirar un poquito las piernas y despertarnos del letargo. Nos sorprende la rasca al salir del coche, 12º a las 7:40 de la mañana. Tomamos café, tostadas y lo que cada cual gustase, para reiniciar la marcha de nuevo. Eran las 8.30 am cuando llegamos al punto de partida, Restaurante los pinillos en Cenes de la Vega. Toca preparar las bicis y las indumentarias. Dudamos de la ropa de abrigo a llevar, empezando casi todos con manguitos y cortavientos, y llevando carga de los mismos e incluso mochilas para la bajada, pues avisan de que se pasa mucho frío, así que muchos mochililla a la espalda.


A las 9 iniciamos la ruta a 750 metros de altura, por la vega del río Genil dirección a Pinos Genil. Falso llano de 2Km. Tras salir de esta localidad unas primeras rampas del 5 % y posteriormente superiores al 13%, te pegan un crouch de derechas, a sabiendas de que desde YA, no hay descanso hasta la meta, salvo mas o menos desnivel con medias del 10%. Tramo de curvas serpenteantes buscando la A-395 , con un desnivel medio de un 10% aproximadamente, y donde ya el grupo se rompe. Por delante 9 y detrás nos quedamos Bartolo, Benitín y yo. Ya en la A-395 el desnivel se mantiene constante, y el tráfico de coches aumenta, pasando a gran velocidad aprovechando el carril de vehículos lentos. En este tramo, del grupo de cabeza se quedan Chueco, Elu y Diego. Por detrás Benitín se queda acompañando a Bartolo, y yo al no ver ya al grupo delante decido tirar para avisar del ritmo por detrás, contactado con el grupo de 3 en el km 10 aproximadamente.



Bonitas vistas del Embalse de Canales, en las que podemos apreciar la escasez de agua del embalse. Seguimos subiendo y subiendo, con dos leves bajadillas de escasos 50 metros cada una, pero que vienen fenomenal para las piernas. Estamos pendientes de llegar al Centro de Visitantes del Dornajo, donde dejamos la A-395, para coger una carretera mas tranquila, que conecta con la subida de Azallanas, y donde nos íbamos a reagrupar. Al llegar a la misma no vemos a los 6 de cabeza, por lo que paramos para esperar a Benitin y Bartolo. Aprovechamos para hacer unas fotos del paisaje, del Centro de Visitantes, y reponer algo de fuerzas con unas barritas. Por fin llegan Benitín y Bartolo, acompañados de un ciclista de Huetor Vega, que gentilmente se prestó a acompañarles e indicarles los desvíos, aunque por el mismo motivo nosotros los estábamos esperando. Aquí es el último lugar hasta la Hoya donde se puede repostar agua. Mas adelante sabréis  el porqué.



Por tanto los 6 juntos mas el chico de Huetor, reiniciamos la subida, por una carretera serpenteante entre pinares, durante unos 3 km, y con un poquito mas de desnivel. En el grupo de cabeza Lolo y Antonio Torres se descuelga, quedando en cabeza Juan Ramírez, José Quero y los Jrs, Jose Antonio y Antonio, para finalmente dividirse en dos ( Juan y José Antonio, por delante y José y Antonio Jr, detrás). De los mortales, la altitud, los kilómetros acumulados y el desnivel empiezan a hacer mella, quedándose del grupo, Bartolo y Benitín al inicio, y Diego y Chueco mas tarde. Elu, el chico de Huetor y yo, seguíamos delante, divisando a lo lejos ya coches en la Hoya de la Mora. Llegando al cruce de Pradollano para la A-395, el chico de Huetor se vuelve ( hoy salía con su grupo para hacer 100 km), Elu y yo cogemos el desvío a la izquierda para el Veleta. Desde aquí se puede ya ver a lo lejos el Veleta, y el camino que nos queda hasta la meta muy muy al fondo. Al instante Elu para un poco, y yo sigo adelante. Nos quedan unos 4-5 km, pero para mi son los peores. Divisas a lo lejos la cima, pasas por encima del Centro de Alto rendimiento, parece que no hay desnivel, pero vas con todo metido a 9 km/h. La respiración, yo la llevo bien, aunque luego en la charla, alguno comentó que se sintió algo mareado. Pero no avanzas y no puedes coger mas velocidad de la que llevas. Falta 1 km, veo a la derecha todos los edificios de Pradollano, y al fondo la meta, con una curva a lo lejos a izquierdas empinada. Acometo la curva, veo ya coches, y el Albergue, giro a la derecha y diviso puestos, bares y un grito a mi izquierda. Es el "Papa Lolo", sentadito con Antonio Torres tomándose una Alhambra fresquita al solecito, que me indica que me quedan unos 500 metros a la barrera. Veo a mi hijo esperándome para acompañarme. Por fin llego a la barrera, pero yo quiero hacerme una foto en la Virgen de las Nieves, así que con Jr subimos hasta ella, con 1.5 km mas de subida. Estando allí me llama Juan Ramírez, que él junto a José Quero y José Antonio, han subido al Veleta, pero por el estado de la carreta, a unos km se bajaban para abajo. Foto de rigor, y al rato llega Elu y posteriormente Diego. Aquí los que vayan con zapatillas de carretera, advertirles que no hay asfalto, por lo que hay que ir por piedras de pizarra y las zapatillas se rallan. Lo sufrí en mis carnes, pero necesitaba la foto.




Bajada a la Hoya de la Mora, donde nos refrescamos, con coca cola, cerveza o lo que cada cual quisiese, y esperamos a que todos llegasen. Cantidad de ciclistas que suben y realizan esta ruta, y eso que es sábado, llegando unos hasta la barrera, y otros suben hasta la Virgen de las Nieves, pero todos paran en los bares a tomar un refrigerio. Ya todos en el bar a la espera de Benitin y Bartolo, llega un ciclista en busca de su bote de agua, pues nos dice que se lo ha dejado a dos "persona mayores" de nuestro club que subían, y que estaban friticos de agua y habían quedado aquí en devolvérselo. Imaginamos que esas "persona mayores" eran Benitin y Bartolo.  Por fín llegan, y son recibidos con un fuerte aplauso y vítores por todos los allí presentes, pero le indicamos que sigan hasta la barrera. De vuelta, Bartolo nos cuenta sus peripecias y el mérito que tiene lo conseguido. Como todos sabéis su bici es del siglo pasado, cuando se hacían de hierro, y pesa 20 kilos. Agua bebe para reventar, pues bién, no repostó en el Centro de Visitantes. Su compañero de subida en esta ruta, Benitín, solo llevaba un bote de agua. Los dos últimos dedos de agua se los dejó a Bartolo en un a acto de compañerismo.  Pero quedaba muchos km y mucha subida, nada mas que la mitad de lo hecho. En el centro de Observación de la Junta de Andalucía, vieron a una pareja de extranjeros, y desesperados les pidieron agua. Gentilmente la señora les dejó beber de su bote, pero no podían, algo pasaba. Con señas, pues los idiomas no es su fuerte, pudieron adivinar que para beber agua tenían que "chupar". Y dadas las circunstancias, a chupar pues. Pero eso solo fue engañar a la sed. A todo el que les adelantaba le pedían agua, hasta que al final este ciclista les dio un bote de agua y sales minerales, que les posibilitó llegar a la cima. En fin la historia cómica de la jornada.






Pues ya todos preparados, con térmicas, cortavientos y hasta guantes de manga larga, para iniciar la bajada, esta vez por Pradollano, y la A-395 completa. Enorme la cantidad de hoteles, chiringuitos, etc, etc que hay en este lugar, y tremendas las pendientes si se sube por ahí. Nos paramos en la estación de esquí a hacernos una foto con el Veleta al fondo, para ya sin mas realizar la bajada, con mucho, mucho aire, y con calor, que además de lo abrigados que íbamos, nos hizo sudar la gota gorda. Por fin llegamos a los coches con 64 km, 1.839 metros de desnivel y casi 4 horas subidos en la bicicleta. Ahora toca montar de nuevo las bicis, asearnos un poco, y comer. Como justo donde teníamos los coches había una terraza con parrilla, decidimos comer allí mismo. Lo único bueno, la cerveza con alcohol, que estaba muy buena y fresca. Lo demás, para no repetir. Cerveza sin alcohol, caliente, retraso en los pedidos, moscas y avispas para regalar, y un gato panzón, en la búsqueda de comida. El que acertó fue Antonio Torres, que pidió lomo al ajillo, y le sirvieron en tiempo razonable un buen plato. El resto pedimos parrillada. Los últimos la recibieron casi una hora y media después. La mía, mas bien era una huesada de conejo. Así que, mas hambre que un perrillo chico, y como dijo Bartolo " el mas feliz el gato panzón".  Tras la "comida", viaje de vuelta, con parada de nuevo en La Nava, para tomar café y unos dulces, para al menos meterle al cuerpo algo de comida, llegando a Lopera sobre las 18 horas, es decir casi 12 horas después de salir.


En resumen, podemos decir que la ruta fue un lujo, unos paisajes impresionante3s, una temperatura espectacular, que obviamente es una ruta para realizar una vez al año, y que con la experiencia, la siguiente seguro que sale mucho mejor, y los pequeños fallos se arreglan, como el tema de la comida.


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